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Source text - English Variety of Printings
Using Color Management
The printer driver provides a setting for performing color management to printing data and a color adjustment that produces better looking prints by using only the printer driver. Color adjustment is performed without adjusting the color of the original data.
See .
Color management
About color management system (CMS)
Since devices such as a digital camera, scanner, monitor, or printer produce color differently, the printing result looks different from the image you see on the display. To adjust the color between devices, use the color management system. Both Windows and Mac OS X have a color management system as their standard feature. Also, some image editing software support the color management system.
Each operating system supports the color management system, such as ICM for Windows and ColorSync for Mac OS. When performing color management using the printer driver, the color management system of the operating system is also used. In this color management system, a color definition file called the ICC profile is used for performing color matching between devices. The ICC profile is prepared for each printer model and each media type. For a digital camera, the color domain of sRGB, AdobeRGB, etc., may be specified as the profile.
In color management, the profile of an input device is called an input profile (or source profile), and an output device, such as a printer, is called a printer profile (or output profile).
Note:
When you print an image taken by a digital camera or scanner, usually the printing result looks different from what you see on the display. This variance occurs because each device such as a digital camera, scanner, monitor, or printer, produces colors differently. In order to reduce the differences in color between each device, please perform color management between each device.
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Translation - Italian Differenze di stampa
Utilizzo della gestione del colore
Il driver della stampante fornisce un’impostazione per la gestione del colore dei dati di stampa e per una regolazione del colore che consente una resa migliore delle stampe utilizzando solo il driver della stampante. La regolazione del colore viene eseguita senza regolare il colore dei dati originali.
Vedere .
Gestione del colore
Informazioni sul sistema di gestione del colore (CMS)
A causa della differente resa dei colori di dispositivi quali fotocamere digitali, scanner, monitor o stampanti, il risultato della stampa è diverso dall’immagine visualizzata sullo schermo. Per regolare il colore nei dispositivi, utilizzare il sistema di gestione del colore. Sia Windows che Mac OS X dispongono di un sistema di gestione del colore come funzionalità standard. Inoltre, alcuni software di modifica delle immagini supportano il sistema di gestione del colore.
Ogni sistema operativo supporta il sistema di gestione del colore; Windows, per esempio, utilizza ICM mentre Mac OS utilizza ColorSync. Durante l’esecuzione della gestione del colore tramite il driver della stampante, viene utilizzato anche il sistema di gestione del colore del sistema operativo. In tale sistema di gestione del colore, viene utilizzato un file di definizione del colore denominato profilo ICC per l’esecuzione dell’ allineamento del colore nei dispositivi. Il profilo ICC viene creato per ogni modello di stampante e per ogni tipo di supporto. Per una fotocamera digitale può essere specificato un profilo che utilizza lo spazio colore sRGB, AdobeRGB ecc.
Nella gestione del colore, il profilo di un dispositivo di input viene denominato profilo di input (o profilo di origine) e un dispositivo di output, come una stampante, viene denominato profilo della stampante (o profilo di destinazione).
Attenzione:
quando si stampa un’immagine acquisita da una fotocamera digitale o da uno scanner, generalmente il risultato della stampa è diverso dall’immagine che viene visualizzata sullo schermo. Questa differenza dipende dalla differente resa dei colori di dispositivi quali fotocamere digitali, scanner, monitor o stampanti. È necessario eseguire la gestione del colore tra i diversi dispositivi al fine di ridurne le differenze di colore.
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Spanish to Italian: Frecuencia de hepatitis B y C en niños con hemopatías malignas
Source text - Spanish Frecuencia de hepatitis B y C en niños con hemopatías malignas
Resumen
Se estudiaron 101 niños con hemopatías malignas diagnosticados y atendidos en el Instituto de Hematología e Inmunología (IHI). Se investigó la frecuencia del antígeno de superficie de la hepatitis B (AgsHB) y la presencia de anticuerpos contra el virus de la hepatitis C (AcVHC). En la relación del AgsHB con el diagnóstico, se evaluó el tiempo de evolución de la enfermedad, la etapa de tratamiento y la transfusión de componentes sanguíneos. A todos los pacientes se les determinó el AgsHB y el AcVHC con los estuches UMELISA. De los pacientes estudiados, 7 (6,93 %) fueron positivos para el AgsHB y 2 (1,98 %) fueron positivos al AcVHC, para un total de 9 pacientes (8,91 %). Debido a que solo 2 pacientes fueron positivos al AcVHC, no se realizó el análisis estadístico de estos parámetros.
Palabras clave: hemopatías malignas en niños, hepatitis B, hepatitis C.
La hepatitis viral es la principal causa de morbimortalidad en el mundo, especialmente en los países tropicales.1 Se conoce la existencia al menos de 5 virus capaces de producir hepatitis; estos se clasifican como A, B, C, D y E.
En 1970, cuando fue posible la detección de la infección por hepatitis viral A y B, se reveló la existencia de otros virus hepatotrópicos de transmisión entérica o parenteral, que fueron clasificados como “no A no B” (NANB). Durante 2 décadas aproximadamente solo se adicionó el agente delta (virus de la hepatitis D) (VHD), que requiere de la coinfección del virus de la hepatitis B (VHB) para su replicación.
Posteriormente se descubrió el virus de la hepatitis C (VHC), que se conoce como la principal causa de las hepatitis NANB parenteral. Sin embargo, otros hallazgos identifican al virus de la hepatitis E como el responsable de las hepatitis NANB parenterales. Estudios más recientes identifican los virus de la hepatitis F (VHF), de la hepatitis G (VHG) y el grupo de las hepatitis GB (VGB-A, VGB-B y VGB-C).
En 1997, se descubrió en Japón un agente transmisible por transfusión que se denominó virus TT (VTT). Algunos autores plantean que no existe relación entre este y la presencia del AgsHB y del VHC. Sin embargo, otros estudios encontraron que la infección por VTT es más frecuente en pacientes con hepatitis C crónica y en pacientes sometidos al régimen de hemodiálisis. Investigaciones más recientes evidencian que la infección por este virus es de etiología desconocida y se puede encontrar en individuos sin enfermedad hepática.
Con posterioridad, se descubrió un nuevo virus que se denominó SEN-V asociado frecuentemente con otros virus hepatotrópicos, relacionado con las transfusiones sanguíneas o el uso de medicación endovenosa, así como por causas desconocidas.
La hepatitis postransfusional es uno de los principales problemas asociados con el uso de la sangre y sus componentes. Después de la exclusión de los donantes con antígenos de superficie de la hepatitis B (AgsHB), muchas hepatitis relacionadas con la transfusión sanguínea se atribuyeron a la infección por los virus NANB. Tradicionalmente, el diagnóstico de las hepatitis NANB se basaba en la exclusión de otras infecciones virales, hasta que se desarrolló una tecnología específica para determinar la presencia de anticuerpos contra el virus de la hepatitis C (AcVHC). La infección por este virus en pacientes transfundidos se considera frecuentemente la causa fundamental de hepatitis NANB. Básicamente, la transmisión del VHB y VHC es horizontal (de persona a persona), y perinatal (de madre portadora a su hijo).
En el mundo, las hepatitis virales B y C son las principales causas de las hepatitis agudas y crónicas, de cirrosis hepática y del carcinoma hepatocelular. Se estima que del 15-25 % de las personas con infección crónica por el VHC, morirán prematuramente de cirrosis o de carcinoma hepatocelular.
El riesgo de desarrollar una infección crónica por el VHB varía universalmente con la edad. La infección crónica ocurre aproximadamente en el 90 % de los niños infectados al nacer, del 25 al 50 % de las personas infectadas entre 1 y 5 años de edad, y alrededor del 5 al 10 % en niños mayores o adultos. Virtualmente todas las personas con infección aguda por el VHC pueden presentar enfermedad hepática crónica con elevación persistente de las enzimas hepáticas, de estos, del 30 al 60 % puede evolucionar a una cirrosis hepática dentro de los 5 años posteriores a la infección.
En los últimos años se ha introducido la vacunación contra la hepatitis B. Inicialmente se aplicaron sueros hiperinmunes y con posterioridad se desarrollaron las vacunas recombinantes actualmente empleadas. Muchos han sido los esquemas propuestos, y generalmente se utilizan 3 dosis de 20 mg en adultos y 10 mg en niños menores de 10 años, con intervalos de 15 a 30 días entre estas. En pacientes sometidos a régimen de diálisis peritoneal se aplica una reactivación a los 6 meses o al año de haber comenzado la vacunación. En niños nacidos de madres positivas para el AgsHB se ha utilizado la gammaglobulina hiperinmune en las primeras horas de vida y la vacunación en los primeros días. Por ser la infección por el VHB una de las principales complicaciones en pacientes inmunosuprimidos que tienen cáncer, se utilizan dosis mayores a las habituales.
Los pacientes con hemopatías malignas reciben generalmente tratamiento con sangre y hemoderivados debido a las características de su enfermedad y de la poliquimioterapia citostática utilizada para el control de esta. Además, necesitan del abordaje venoso superficial y profundo para la aplicación de los tratamientos, todo lo cual propicia la infección por los virus de las hepatitis. Estudios realizados en este grupo de pacientes han revelado que la infección por hepatitis C es frecuente después de la quimioterapia y en menor incidencia se detectan casos positivos para el AgsHB.
Métodos
Se estudiaron 101 niños (66 masculinos y 35 femeninos), con enfermedades hematológicas malignas.
La distribución por enfermedades fue la siguiente: el 69,9 % (n =79) correspondió a pacientes con leucemia linfoide aguda (LLA); el 13,2 % (n =15) tenía leucemia mieloide aguda; el 11,6 % (n =13), linfomas; y el 5,3 % (n =6), leucemia mieloide crónica.
Los pacientes se estudiaron independientemente del estadio de la enfermedad y del tipo de tratamiento que recibían en ese momento.
Se consideró tratamiento intensivo o de inducción cuando el paciente estaba sometido a poliquimioterapia por vía parenteral u oral posterior al diagnóstico, o cuando con tratamiento de mantenimiento o suspendido, presentó agudización o recaída de su enfermedad. El mantenimiento correspondió a la etapa posterior a la intensiva, en la que el paciente recibió tratamiento generalmente por vía oral, aún cuando pudo recibir administración periódica de citostáticos por vía parenteral. Cuando los pacientes dejaron de recibir tratamiento de mantenimiento, se valoró como tratamiento suspendido.
No se excluyeron del estudio los pacientes que no habían recibido tratamiento, solo se excluyeron los enfermos en estadio terminal.
Después de obtener el consentimiento informado de los pacientes, se tomaron muestras de sangre para el estudio por punción venosa y se colectaron en tubos secos. El suero se obtuvo por centrifugación y se congeló a –20 ºC hasta su procesamiento.
A las muestras de suero se les realizaron las determinaciones del AgsHB y la presencia de AcVHC, en el Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí”.
Para la investigación del AgsHB se utilizó el sistema ultramicroanalítico (SUMA) (Centro de Inmunoensayo, CIE, La Habana, Cuba), con el estuche UMELISA-HBsAg, que se basa en un método sandwich de doble anticuerpo. Los casos positivos se confirmaron por el método de neutralización UMELISA-HBsAg Confirmatory.
La presencia de AcVHC se determinó por un ensayo indirecto de segunda generación (UMELISA-HCV). Se consideró una muestra positiva, cuando después de 3 determinaciones en el mismo paciente, 2 resultaron reactivas.
Con los resultados del estudio se confeccionó y procesó una base de datos con el programa STATISTIC.
Para la comparación de las frecuencias de marcadores de las hepatitis B y C en las diferentes hemopatías malignas, en relación con el tiempo de diagnóstico, la etapa de tratamiento y los hemoderivados transfundidos, las variables se agruparon de la siguiente forma: las enfermedades se clasificaron en leucemias agudas, no agudas y linfomas; el tiempo de diagnóstico en menos de 1 año, de 1-5 años, de 6 ó más años para el AgsHB y de menos de 5 años y 6 ó más años para la presencia de AcVHC; y para las transfusiones, transfundidos menos de 5 veces y 6 ó más.
El análisis estadístico se realizó mediante la prueba de Chi-cuadrado (X2) con el 95 % de intervalo de confianza. Se consideró un valor significativo de p
Translation - Italian Frequenza di epatite B e C in bambini con emopatie maligne
Abstract:
Lo studio è stato condotto su 101 bambini con emopatie maligne diagnosticate e trattate presso l’Istituto di Ematologia e Immunologia di Cuba (IHI). Lo scopo della ricerca è stato quello di studiare la frequenza dell’antigene di superficie dell’epatite B (HBsAg) e la presenza di anticorpi contro il virus dell’epatite C (anti-HCV). Mettendo in relazione l’HBsAg e la diagnosi, è stato stimato il tempo di progressione della malattia, la fase del trattamento e la trasfusione di emocomponenti. La determinazione di HBsAg e anti-HCV è stata effettuata in tutti i pazienti mediante metodo ELISA. In totale sono stati esaminati 9 pazienti (pari all’8,91 del totale), 7 dei quali (pari al 6,93%) sono risultati positivi all'antigene HBsAg e 2 (pari all'1,98%) positivi all’anti-HCV. Poiché solo 2 pazienti sono risultati positivi all’anti-HCV, non è stata effettuata l’analisi statistica di tali parametri.
Parole chiave: emopatie maligne nei bambini, epatite B, epatite C
L’epatite virale rappresenta la prima causa di morbi-mortalità nel mondo, soprattutto nei paesi tropicali. Sono stati individuati almeno 5 virus, classificati come virus A,B,C,D ed E, responsabili delle diverse forme di epatite virale.
Nel 1970, anno di identificazione dei virus A e B quali responsabili dell’infezione da epatite virale, è stata scoperta l’esistenza di ulteriori virus epatotropi da trasmissione per via enterica o parenterale, classificati come virus non-A non- B (NANB). Nei 20 anni successivi è stato aggiunto alla lista dei virus solo l’agente delta, ossia il virus dell’epatite D (HDV), che è responsabile di infezioni combinate col virus HBV del quale si serve per potersi replicare.
Il virus dell’epatite C (HCV), conosciuto come principale causa di epatite NANB a trasmissione parenterale, è stato individuato successivamente. Nonostante ciò, in altri studi è stato scoperto che il virus dell’epatite E è in realtà responsabile dell'epatite NANB a trasmissione parenterale. Attraverso studi più recenti sono stati identificati i virus dell'epatite F (HFV) e il gruppo dei virus riconducibili alle epatiti G (GBV-A, GBV-B e GBV-C).
Nel 1997 in Giappone è stato identificato un agente trasmissibile per via trasfusionale, chiamato poi virus TTV (virus trasmesso attraverso trasfusione). Alcuni ricercatori credono che non ci sia però nessuna relazione tra quest’ultimo virus e la presenza di HBsAg e HCV. Tuttavia in altri studi è stato rilevato che l’infezione da TTV è più frequente nei pazienti con epatite C cronica e in quelli emodializzati.
In altre ricerche più recenti è stato evidenziato che non solo l’eziologia dell’infezione da TTV è sconosciuta ma che tale infezione può colpire anche soggetti che non abbiano malattie epatiche.
Successivamente è stato individuato un nuovo virus, denominato virus Sendai (SEN-V), associato con frequenza ad altri virus epatrotropi e presente in pazienti che hanno subìto trasfusioni o trattamenti per via endovenosa, ma anche in questo caso l’eziologia è sconosciuta.
L’epatite post-trasfusionale rappresenta uno dei principali problemi connessi all’uso del sangue e dei suoi componenti. Dopo aver escluso dalla donazione di sangue coloro che presentavano antigeni di superficie dell’epatite B (HBsAg), molti casi di epatite connesse alla trasfusione sono state attribuite all’infezione da virus NANB. La diagnosi di epatite NANB si è basata sul principio di esclusione di altre infezioni virali finché non si è sviluppata un tipo di tecnologia specializzata in grado di rilevare la presenza di anticorpi contro il virus dell’epatite C (anti-HCV). Se si considerano i pazienti trasfusi, tale virus è spesso considerato il principale responsabile dei casi di epatite NANB. Sostanzialmente la trasmissione di HBV e HCV può avvenire sia per via orizzontale (da persona a persona) sia perinatale (da madre portatrice a figlio).
A livello mondiale le epatiti virali B e C sono le principali responsabili delle forme di epatite acuta e cronica, di cirrosi epatica e di carcinoma epatocellulare. Si stima che tra le persone affette da infezione cronica da HCV, la percentuale di quelle che moriranno prematuramente di cirrosi o carcinoma epatocellulare sarà compresa tra il 15 e il 25%.
L'età in genere incide sul rischio di sviluppare o meno un’infezione cronica da HBV. Quest’ultima infatti colpisce all’incirca il 90% dei bambini infettati per via perinatale, una percentuale compresa tra il 25 e il 50% di quelli infettati tra il primo e il quinto anno di vita e una compresa tra il 5 e il 10% di bambini più grandi oppure adulti. Potenzialmente in ogni soggetto colpito da infezione acuta da HCV può insorgere malattia epatica cronica con incremento persistente degli enzimi epatici, e tra il 30 e il 60% dei casi in questione possono sviluppare una cirrosi epatica entro 5 anni dall’insorgenza dell’infezione.
Recentemente è stata introdotta la vaccinazione contro l’epatite B. All’inizio sono stati usati sieri iperimmuni, ai quali sono subentrati i vaccini ricombinanti attualmente utilizzati. La posologia a riguardo proposta nel tempo è stata diversa, generalmente però vengono impiegate 3 dosi da 20 mg negli adulti e da 10 mg nei bambini con età inferiore ai 10 anni, con intervalli compresi tra i 15 e i 30 giorni tra una dose e l’altra. In caso di pazienti sottoposti a dialisi peritoneale, è previsto un richiamo dopo 6 mesi o un anno dalla prima vaccinazione. In caso invece di bambini nati da madri HBsAg positive, la protezione è stata attuata mediante gammaglobuline iperimmuni nelle prime ore di vita e mediante vaccinazione dopo pochi giorni dalla nascita. L'infezione da HBV rappresenta una delle principali complicanze nei pazienti immunosoppressi con tumori maligni, per questo motivo in questi casi sono previste dosi maggiori di quelle solite.
I pazienti con emopatie maligne sono trattati di solito con sangue ed emoderivati a causa delle caratteristiche della malattia e della polichemioterapia citostatica utilizzata per controllarla. Inoltre per tali trattamenti necessitano di incannulamento di vene superficiali e profonde, e ciò favorisce l’insorgenza d’infezione da virus dell’epatite. Negli studi condotti su questo gruppo di pazienti è stato dimostrato che l’infezione da epatite C si contrae frequentemente dopo uno o più cicli di chemioterapia, mentre in questi casi è stato riscontrato un numero inferiore di pazienti positivi all’HBsAg.
Metodi
Lo studio è stato condotto su 101 bambini (66 maschi e 35 femmine) con malattie ematologiche maligne.
La distribuzione dei casi, per malattia, è stata la seguente: 69,9 % (casi n.=79): pazienti con leucemia linfoide acuta (LLA); 13,2% (casi n.=15): pazienti con leucemia mieloide acuta; 11,6% (casi n.=13): pazienti con linfomi; 5,3% (casi n.=6): pazienti con leucemia mieloide cronica.
Lo studio è stato condotto sui pazienti indipendentemente dallo stadio della malattia e dal tipo di trattamento subìto in quel determinato momento.
Il trattamento intensivo o d’induzione è stato scelto nei casi di pazienti sottoposti a polichemioterapia per via parenterale, per via orale successiva alla diagnosi oppure nei casi di acutizzazione o ricaduta in concomitanza di un trattamento di mantenimento o in caso di sospensione dello stesso. Il trattamento di mantenimento ha rappresentato la fase successiva a quello intensivo, durante il quale il paziente è stato sottoposto a trattamento generalmente per via orale, anche nei casi in cui sarebbe stata possibile la somministrazione periodica di citostatici per via parenterale. La sospensione del trattamento è stata successiva alla conclusione del trattamento di mantenimento.
Lo studio è stato condotto anche sui pazienti che non hanno subìto alcun trattamento, mentre non sono stati presi in esame quelli allo stadio terminale della malattia.
Dopo aver ottenuto il consenso informato da parte dei pazienti, sono stati prelevati per puntura venosa campioni di sangue per lo studio e sono stati disposti in provette sterilizzate. Il siero è stato ottenuto per centrifugazione ed è stato congelato a -20°C fino alla fase di processazione.
I campioni di siero sono stati utilizzati per determinare la presenza di HBsAg e di anti-HCV presso l’Istituto di medicina tropicale “Pedro Kouri”.
Per la ricerca dell’HBsAg è stato utilizzato il sistema ultramicroanalitico (SUMA) del Centro di ricerche immunologiche situato a La Habana, Cuba, insieme al sistema reagente ELISA anti HBsAg, basato sul metodo sandwich a doppio anticorpo. I casi risultati positivi sono stati sottoposti al test di conferma ELISA-HBsAg.
La presenza di anticorpi anti-HCV è stata individuata mediante un test indiretto di seconda generazione (ELISA-HCV). Se dopo 3 determinazioni effettuate sullo stesso paziente 2 di queste sono risultate reattive, il campione è considerato positivo.
Con i risultati dello studio e col programma STATISTICS è stata creata ed elaborata una banca dati dei risultati.
Al fine di comparare la frequenza dei marcatori dell'epatite B e C all'interno delle diverse emopatie maligne rispetto al periodo della diagnosi, alla fase del trattamento e agli emoderivati trasfusi, le variabili sono state raggruppate come segue: le malattie sono state classificate in leucemie acute, leucemie non acute e linfomi; il periodo della diagnosi in meno di un anno, da uno a cinque anni, di sei anni o più di sei anni in caso di HBsAg, in meno di cinque anni e di sei anni o più di sei anni in caso di anti-HCV; per quanto riguarda le trasfusioni si considerano i pazienti che hanno subìto meno di cinque trasfusioni e quelli che ne hanno subite sei o più di sei.
L’analisi statistica è stata effettuata mediante il test di chi-quadro (X2) col 95% di intervallo di confidenza dei parametri. Si è preso in considerazione un valore significativo di p
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